El mundo ibérico fue fruto de la confluencia de la cultura del Bronce Final (1.200-1.000 a. C. aproximadamente) y el contacto con los fenicios, pueblo comerciante y navegante procedente del Mediterráneo oriental que estableció sus colonias o factorías en la costa andaluza desde los siglos VIII al VI a. C. (caso de Sexs, Almuñécar).
Surgirán entonces poblados fortificados u oppida de mayor tamaño y similares a ciudades, como Ilurco, Iliberri, Cerro de la Mora, Basti, Tútugi, y otros menores como Montefrío.
La presencia de los primeros íberos está atestiguada en la zona de las Peñas de los Gitanos en el oppidum de Los Guirretes o de Los Castillejos, con una cronología de los siglos V-IV a. C. a mediados del I a. C., o incluso el que podría existir en la zona del Peralejo.